jueves, 20 de diciembre de 2012

OSCAR SMITH, LIDERAZGO LABORAL EN CONTRA DEL DISCIPLINAMIENTO MILITAR



Juan Carlos Rodríguez en su libro” la mirada implacable del Gato Smith” (Corregidor), describe al ex secretario general de Luz y Fuerza como un hombre de "inteligencia vivaz", a lo que había que sumarle un " fuerte temperamento" y una "natural capacidad de liderazgo".
Recular, no entraba en su vocabulario de dirigente gremial, tampoco el silencio. En cambio, sí eligió hacer frente  a la falta de respeto .Así Smith discutió  con  El almirante Eduardo Massera, el cínico representante de la Armada en la primera etapa de la Junta que le había pedido las carpetas con los antecedentes del conflicto con Luz y Fuerza. Días después el “Almirante Cero” le  volvió a pedir los papeles asegurando que los había perdido.  Smith, explotó” ¿Se cree que esto es joda. Piensa que me va hace ir y venir como un cadete con todos los líos que tenemos en el sindicato? ¿ Por  qué no se va un poquito a la mierda”. Allegados  Massera, dijeron que el militar se sintió ofuscado por el coraje de Smith.

Oscar Smith, era desde 1974 el secretario general de Luz y Fuerza, desapareció a manos de la dictadura el 11 de Febrero de 1977 en momentos que desde su sindicato que combatía y negociaba de las mejoras logradas en muchas horas de lucha y en no pocas mesas de paritarias. El conflicto entonces era contra SEGBA, cuyo presidente era el contra Almirante Félix Imposti. Se trataba de la primera huelga  que un gremio realizaba contra la dictadura instalada el 24 de Marzo de 1976. El objetivo de los militares era cortar el movimiento de fuerza, que – según decían- era una “salvaje indisciplina”. El gobierno de facto buscaba evitar que ese “mal” se trasladara e otros gremios, también privados de sus conquistas o “privilegios”, como los calificaban los militares, un dato no menor es que la huelga siguiente al Proceso fue en 1981

El “Gato”, del que hoy hay pocas fotos e imágenes, había llegado a la conducción del gremio en 1974 con el 94% de los votos y la dictadura lo destituyó en 1976. Poco le importó que lo trataran de callar, ni las advertencias del el general Roberto Viola lo achicaron. Rodríguez cita en su investigación el libro “Oscar Smith, el sindicalismo  peronista ante sus límites”, donde se narra un reunión en el departamento en Palermo con el sucesor del general Galtieri. “Le pido que esperan con las medidas de fuerza, el clima se está volviendo espeso”. ¿ Por qué no intentan otros caminos?. Por qué se empeñan en desatar un choque que nadie sabe como va a terminar? La respuesta fue sanguínea y espontánea “Déjese de joder general. Si me tienen que chupar, que me chupen,, pero yo no estoy para recular. Si acepto que me deroguen el convenio _ que para Luz y Fuerza es sagrado, voy a pasar a la historia que dejó destruir lo que todos habían construido”, espetó el sindicalista.
Smith, tampoco se amilanó ante el represor Guillermo Suárez Mason, El militar amparado desde su impunidad, quedo descolocado cuando en una discusión, la voz de Oscar fue más alta que la suya:  -A mí no me grite. Que yo puedo gritar más que usted, le dijo, dejando constancia de su integridad. Luego, agregó:Ningún trabajador es responsable por los paros, por los cortes en el suministro de energía eléctrica o por la situación general de SEGBA. El que imparte las órdenes soy yo.
 

En febrero de 1977, Oscar Smith, comenzó negociaciones con el Ministro de Trabajo, Gral. Horacio Tomás Liendo, y con su segundo, Gral. Américo Daer para lograr la reincorporación de los trabajadores despedidos, en principio llegaron a un acuerdo por el  cual se levantarían las medidas de fuerza y se reincorporarían loa trabajadores. Para las Fuerzas armadas, fue una muestra de debilidad y un mal ejemplo, el destino de Smith, se selló en aquellos días.

El autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, en su misión buscó el Disciplinamiento Laboral. Para enfrentar la resistencia obrera, los militares en connivencia del empresariado, la “pata civil”,  optaron por la penalización de la defensa de esos derechos y también por el aniquilamiento de las personas que los defendían.

En 1976, la Ley de Contrato de Trabajo fue derogada y reemplazada por la Ley 21400/76, que obligaba a los trabajadores a abandonar las medidas de acción directa mientras estuviera en vigencia el Estado de sitio. De no cesar en su actitud y continuar con la huelga, esos trabajadores serían acusados de “alterar el orden público” y serían pasibles de sanciones cuyas penas oscilaban de uno a seis años de prisión. La huelga había dejado de ser un derecho para transformarse en un delito sujeto a sanciones penales, sostuvieron los militares.

Para evitar los reclamos de los trabajadores se desmantelaron sus estructuras gremiales determinando la suspensión de ese tipo de actividades por tiempo indeterminado; se intervinieron la Confederación General del Trabajo y Confederación General Económica, así como también las 62 Organizaciones y sindicatos; se dejaron de reconocer los fueros sindicales; se intervinieron las obras sociales y se estableció la llamada "Ley de prescindibilidad", por la cual se estableció un régimen de despidos sin causa —como indemnización los trabajadores recibían sólo un mes de salario— para los empleados de la administración nacional, empresas estatales y otros organismos del Estado. La finalidad de la Ley de prescindibilidad era separar de su empleo y de la relación con sus compañeros a todos aquellos empleados considerados activistas vinculados con la “subversión”
Se reformó el Código Penal acentuando las penas por delitos políticos. También se introdujeron nuevas figuras delictivas como secuestro extorsivo, terrorismo.
A través de un comunicado, el 25 de marzo de 1976 el gobierno de facto expresó que: "[...] será severamente reprimida toda manifestación callejera; [...] todas las fuentes de producción y lugares de trabajo estatales y privados, a partir de la fecha serán considerados de interés militar".
En la mañana del 11 de Febrero, Smith se subió a su Dodge Naranja y comenzó su viaje desde Villa Domínico hasta Capital, Diamante  al 5000- con su automóvil. Enfiló por avenida Mitre y luego giró por Debenedetti hacia el Riachuelo. Allí fue encerrado por dos Ford Falcon que conducían personas de civil. Lo chocaron, lo amenazaron y lo secuestraron. Según la declaración del ex detenido  Roberto Corrales, Simth fue muerto en Avenida La Plata y 12 de Octubre, Quilmes (donde hoy funciona el Carrefour Quilmes). Allí Oscar fue torturado y murió entre el 8 y 10 de enero de 1978. Corrales,  afirmó que el sindicalista, fue enterrado en el mismo predio.
Sus ideas, las dejó claras, en los momentos más duros del conflicto por  la defensa del Convenio:"El que se va de Luz y Fuerza no vuelve más, porque para nosotros defender el Convenio es como defender la propia vida. Además lo que se pierde luchando, tarde o temprano se recupera".
Fuentes:
Rodríguez, Juan Carlos, La mirada implacable del “ Gato” Smith, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2012
http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/s/smith/
http://memoriadeverdad.blogspot.com.ar/2007/11/oscar-gato-smith.html



www.elortiba.org

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