domingo, 28 de julio de 2013

TODA PRACTICA EDUCATIVA QUE SE FUNDA EN LO ESTANDARIZADO, EN LO PREESTABLECIDO, EN LA RUTINA EN QUE TODAS LAS COSAS ESTA PREDICHAS, ES BUROCRATIZANTE, Y POR ESO MISMO, ANTI -DEMOCRÁTICA ( PAULO FREIRE, 1985)

Paulo Freire fue uno de los autores prohibidos por las dictaduras. Primero en su Brasil natal desde 1964 y luego durante la dictadura argentina a partir de 1976. Su obra fue quemada, incinerada A fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas… para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos. De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina”, afirmó El 29 de abril de 1976, Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, cuando dio la orden de ejecutar el plan de “genocidio cultural”).

Con la lectura de su libro Por una pedagogía de la pregunta, escrito en co -autoría con Antonio Faundez( Publicada originalmente en 1985 y reeditado por Siglo XXI editores hace poco tiempo), los motivos de la censura quedaban claros Hacia carne el aliento a sus alumnos hacia el pensamiento crítico, a subvertirse ( una de las palabras que fue “maldita” para el gobierno militar del Proceso de Reorganización Nacional, todo lo distinto era “subversivo y debía combatirse o eliminarse). Había que rebelarse,  no conformarse con lo establecido todo alumno, toda persona debía tener  una participación crítica”, en donde sin perder la responsabilidad, sientan el “gusto por el riesgo y la aventura intelectual” —sin la cual, no hay creatividad- pensaba. El centro del asunto no está en hacer con la pregunta "¿qué es pregunta?, insistía, no debe ser un mero juego intelectual. Por el contrario, la pregunta se debe vivir como una “indagación”.

El pedagogo brasileño, se oponía a lo que él llamaba la”  castración de la curiosidad”, en la que el alumno reciba la respuesta de parte del educador ya “masticada”. Así consideraba “represora” la famosa contestación “ pero, niño, por qué tanta pregunta", "cállese, su padre está ocupado", "vaya a dormir y deje esa pregunta para mañana", añadía que ese tipo de respuestas era el comienzo de una  represión mayor —la represión al ser entero, a su expresividad en sus relaciones en el mundo y con el mundo.

De igual manera la educación autoritaria tenía lugar en su vocabulario:” La impresión que tengo es de que, en último análisis el educador autoritario tiene más miedo a la respuesta que a la pregunta, teme a la pregunta por la respuesta que debe dar”, sostenía., al igual que cuando decía :”Toda práctica educativa que se funda en lo estandarizado, en lo preestablecido, en la rutina en que todas las cosas están predichas, es burocratizante, y por eso mismo antidemocrática”.”Debemos confrontarnos con la certeza ideologizada, según la cual el estudiante existe para aprender y el profesor para enseñar. Esta "sombra" es tan fuerte, tan pesada, que el profesor difícilmente percibe que, al enseñar, él también aprende, primero, porque enseña, es decir, es el propio proceso de enseñar, que le enseña a enseñar

Freire narraba su experiencia docente y sus metas en la formación de sus futuros colegas:” Para un educador en esta posición no hay preguntas bobas ni respuestas definitivas. Un educador que no castra la curiosidad del educando, que se inserta en el acto de ‘conocer, jamás es irrespetuoso con pregunta alguna. Porque, asimismo cuando la pregunta para él pueda parecer ingenua, mal formulada, no siempre lo es para quien la hace. En tal caso, el papel del educador, lejos de ser el que ironiza al educando, es de ayudarlo a rehacer la pregunta“.

En segundo lugar, él aprende con aquél a quien enseña, no tan sólo porque se prepara para enseñar, mas también porque revisa su saber en la búsqueda del saber que el estudiante hace. Siempre he insistido, en trabajos antiguos y recientes, que las inquietudes, las dudas, la curiosidad de los estudiantes, deben ser tornadas por el profesor como desafíos hacia él. En verdad, la reflexión sobre todo esto es iluminadora y enriquecedora tanto para el profesor como para los alumnos.

Sus ideas y posición política las plasmó cuando en expresó su preocupación por las asociaciones hechas generalmente, aunque no siempre explicitadas. La primera, entre el procedimiento democrático y la falta de rigor académico; la segunda, entre rigor académico y procedimiento autoritario. Freire llegaba a la conclusión que en el  fondo los que hacen estas asociaciones “esconden una fuerte repulsión contra la democracia y contra la libertad. ‘Es como si para ellos y para ellas, la democracia fuese algo que no tuviese nada que ver con el contexto de un seminario o de un laboratorio. Es como si fuese posible que, primero, de forma autoritaria, con buen comportamiento, cuidadosamente orientados, bien encuadrados, nos volviéramos rigurosos para, después, con el rigor así adquirido, hacer la democracia allá afuera. La democracia y la libertad no anulan la rigurosidad. Por el contrario, vivir auténticamente la libertad implica aventura, riesgo, creación. Una actitud silenciosa, que distorsiona la libertad, es lo que compromete la rigurosidad”.

Fuente: Freire, Paulo y Faundez, Antonio, “Por una pedagogía de la pregunta”, Siglo XXI Editores, 2013


La quema de libros, http://www.elortiba.org/quelib.htmll

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