viernes, 8 de noviembre de 2013

LA FALTA DE TRANSPARENCIA EN LA INFORMACIÓN SOBRE EL REPARTO DE LOS SUBSIDIOS AL TRANSPORTE ES UNA DE LAS MAYORES FALENCIAS DEL GOBIERNO, LA MISMA RECAE EN LA SECRETARIA DE TRANSPORTES ( 2008)

Al llegar el fin de 2008, Página 12 analizaba la situación del transporte público. Terminaba el primer año de la gestión de Cristina de Kirchner, se había anunciado una suba del 20 por ciento para principios de 2009 en ese área.

Si bien se hablaba de una defensa de lo actuado en contra de la”mercantilización" del sistema, del “modelo de transporte integrado, racional y alejado de la lógica mercantilista”, A  la vez se criticaba los manejos poco “transparentes del dinero” para ese sector y  la “política de subsidios”

En la nota escrita por Alfredo Zaiat, se sostenía:”hay quienes se esfuerzan en cuestionar la escasa transparencia en el reparto de dinero a las empresas_ y la falta de control. Las discusiones eran válidas, pero no conducirían a nada:” al concentrar los  esfuerzos en cuestionar la escasa transparencia en la gestión de los fondos terminan apoyando un alza de tarifas para disminuir subsidios porque así se reduce el monto de recursos administrado en forma discrecional”.

La defensa del aumento en los precios de los transportes provenía de los sectores empresarios, no de quienes utilizaban diariamente el servicio:”Sólo quienes nunca o en contadas ocasiones viajan en colectivos, trenes o subtes pueden sostener con suficiencia que el ajuste de tarifas en promedio del 20 por ciento, mejorará un servicio que padecen millones”·.

El mayor problema, aducía, era la “subordinación de la política pública a la lógica de mercado”, es decir tanto oficialistas como opositores reclamaban y proponían un mayor énfasis desde el Estado para ejercer el control a los empresarios, se aseguraba que la “gestión estatal” era fundamental,  pero finalmente  las discusiones se quedaban en palabras vacías y se aumentaban los subsidios.

Se definía al transporte público  como un servicio esencialcomo "canal de movilización para los trabajadores", cuyo gasto en pasajes era cada vez mayor para los trabajadores que debían soporta las alzas ,sin que los salarios suban.

Por otro lado, apoyándose en estudios científicos realizados por expertos, manifestaba su contrariedad a los cuestionamientos a los subsidios de parte del gobierno:” Cuando se cuestiona esa intervención pública, que resulta incomprensible cuando nacen desde ámbitos del progresismo, se ataca una de las herramientas que cuenta el Estado para redistribuir ingresos, como se refleja en esos porcentajes mencionados que surgen de los efectos del congelamiento de las tarifas de los últimos años.”.  

En palabras de la experta Susana Kralich, la mayor dificultad en los traslados se evidencia en los barrios periféricos, donde al haber baja población y bajo poder adquisitivo, los empresarios marginan a la gente. Como contraparte, se planifica e inauguran obras de infraestructura y servicios (autopistas urbanas, líneas ferroviarias diferenciales, grandes playas de estacionamiento) dirigidos hacia grupos de mayores ingresos y hacia áreas de mayor concentración demográfica. Kralich propone “la complementación modal y la integración tarifaria, que podrían convertirse en paliativos eficaces, al compensar mayor movilidad por menor costo”. También sugiere una provocadora iniciativa como la subvención por parte del empleador del costo del viaje, a modo de carga social. Esa idea invierte la lógica de vinculación del capital-trabajo: en lugar que el empleado destine parte de su ingreso, obtenido por la venta de su fuerza de trabajo, para llegar a su conchabo, el patrón pasaría a pagar el servicio de trasporte para que su empleado se traslade a la oficina o la planta fabril para involucrarse en la reproducción del capital. En este caso, lo más probable es que la ortodoxia tan crítica de los subsidios al transporte se convierta en la principal aliada de esa intervención estatal.

En ese sentido, dijo ser “engañosa” la comparación de las “baratas” tarifas locales con las vigentes en Europa o en Estados Unidos que son bastante más elevadas, porque lo relevante es la incidencia de ese gasto sobre el salario, y se sabe que los niveles de ingresos en esos países es mayor que el existente en Argentina., como así son superiores los servicios  debido a las millonarias inversiones del Estado en infraestructura, que también actúan como una potente herramienta de incremento de la calidad de vida de los trabajadores. A  Igual confusión lleva la comparación con otros países latinoamericanos porque así se desvía la atención sobre la relevancia de la participación estatal en la constitución del salario indirecto.” Si en las naciones vecinas se castiga más el bolsillo del trabajador con tarifas de transporte más altas no implica que aquí se tenga que aplicar el mismo garrote”, sostenía la nota.

Por último, se defendía la política de subsidios al transporte como forma de “contribución al presupuesto del trabajador vía salario indirecto” un método similar al que se aplica los países desarrollados.

Sin embargo, había una necesidad´, un imperativo:”se requiere precisar el marco de funcionamiento de esa administración de recursos públicos”. Según los datos recabados, se informaba que :”El sistema de subsidios para el sector está instrumentado a través del Fondo Fiduciario para la Infraestructura de Transporte, que en el Presupuesto 2007 contabilizó 2787 millones de pesos, destinados principalmente para los servicios de transporte público y concesionarios viales. Ese monto representa casi el 50 por ciento del total de gasto estimado de los 16 fondos fiduciarios vigentes.

Como explicación, el investigador Gerardo Uña del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Ciepp), señalaba  que ese fondo “es una de las principales herramientas en la política del Gobierno relacionada con el mantenimiento de las tarifas del sistema de autotransporte.

En opinión de Uña, si bien esa finalidad es válida, se encuentra “distante de las finalidades originales que guiaron la creación de ese Fondo Fiduciario”, porque la falencia de mayor gravedad estaba en  la :”transparencia en la información sobre su funcionamiento o sea sobre el reparto de esos millonarios recursos públicos, cuya responsabilidad recae en la “cuestionada Secretaría de Transporte”.

Uña aseguraba que  el Presupuesto Nacional sólo contiene información sobre su flujo de fondos para el ejercicio fiscal y una descripción general sobre su funcionamiento. No se indica información sobre los montos estimados a distribuir entre los receptores de sus transferencias o sobre su distribución geográfica o la distribución entre sus distintas finalidades”. El Fondo entrega información sólo luego de ser utilizados los fondos y la misma es escasa

El científico, vio allí una “irregularidad,” dado que los fondos  tienen como  principal objetivo  el otorgamiento de subsidios, la transferencia de los mismos  al sector privado y la distribución de recursos entre distintas provincias”, finalidades sobre la que se observa un nivel bajo de “transparencia de la información “. Concluyendo que la misma  debería ser oportuna, “confiable y relevante”.

Fuente: Zaiat, Alfredo. Medios de transporte, Página 12,8 de Diciembre de 2008
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-95900-2007-12-08.html

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