martes, 12 de enero de 2016

LOS POLÍTICOS ARGENTINOS TIENEN UNA PREOCUPACIÓN OBSESIVA POR OCUPAR EL CARGO, LA PELEA POR LA CUOTA MINÚSCULA DE PODER , DEBERÍAN SER MÁS CREATIVOS Y DARSE CUENTA QUE LA PELEA ES POR SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS , EN LUGAR DE TERMINAR CON ESTOS APELAN A DISCURSOS VIEJOS Y PIENSAN EN CÓMO LOGAR EL GRAN DESTINO FARAÓNICO DEL PAIS ( MARÍA ELENA WALSH, 1998)

El 10 de Enero de 2011 fallecía María Elena Walsh. Si bien la mayoría de sus obras ( canciones y cuentos) se relacionan con el mundo infantil: como El reino del revés, Cuentopos de Gulubú,  y Manuelita, también Dailan Kifki o canción para tomar el té, entre otros, supo también escribir temas que apuntaron al público adulto. 

Como lo recordaba el diario Río Negro : "Serenata para la tierra de uno, Oración a la justicia  o Como la cigarra  se convirtieron en himnos populares y fueron adoptadas por diferentes grupos para expresar sus reclamos. Se trataba de canciones populares con un lenguaje diferente, con las que dibujó el perfil de su tierra con ironía y ternura.

 
Entrevistada por Clarín en 1998 criticaba a los gobernantes (Carlos Menem era el presidente). Contestaba afirmativamente a la pregunta formulada por el periodista.

-¿En el discurso político también existe algo infantil? Pienso en Argentina potencia, Somos derechos y humanos, Felices Pascuas, El salariazo.

-Sí… Estas frases nos permitieron seguir creyendo en la varita mágica, pensar que las soluciones llegarían solas. Pasamos tanto tiempo con regímenes paternalistas que la gente no se dio cuenta de que era tratada como chicos. Porque esto viene de lejos. Yo me fui del país en 1953, después de la muerte de Evita, cuando todo se puso muy pesado. Me habían echado de la escuela donde daba clases por no usar el luto obligatorio, como si se pudiera obligar a sentir dolor. Y ahora, aunque me parece un poco vulgar tirarse contra el Presidente, es necesario decir que apeló a todo discurso de ensoñación infantil que tuvo a mano.

En el mismo reportaje se mostraba a favor del uso de la tecnología ( Internet recién empezaba a tomar fuerza y no existían  las redes sociales y la masividad virtual) . Era contraria al consumismo , lo criticaba  y de igual manera se quejaba también de la “denigración del otro que empezaba a fomentar la televisión”.

Negaba que “El mundo del revés “, Como la cigarra y Oración para la Justicia hayan tenido como objetivo a los adultos.
Sólo me interesaba que los chicos se animaran a jugar con el lenguaje, a abordar la realidad de una manera creativa. Que gozaran de una estética de la música y de la letra. Los segundos y terceros sentidos vinieron después: es posible que a nivel inconsciente haya reflejado los problemas que se intuían en el país, pero no fue mi intención  contrabandearlos en medio de la poesía. 
¿En aquel momento pensó que sus canciones iban a actuar como testimonio de un futuro que se nos caía encima?

-No, y lo digo honestamente.
-¿Ese aniñamiento está vinculado con una sociedad que no se anima a crecer?

-Pienso que sí. En la Argentina, la gente adulta tiene conductas infantiles. Resulta patético escuchar a personas grandes hablar como tontitos, con un tono estilo da, da, da. A mí muchas veces me regalan juguetes: se los doy a hijos de amigos. Ya no tengo edad para usarlos ni quiero una casa repleta de ositos de peluche. Pero por alguna razón mucha gente se comunica mejor a través de ese tipo de actitudes infantiles; quizás así tengan la ilusión de que los problemas adultos no existen.

-¿A nivel social, ¿cuáles son esas prácticas infantiles que más aparecen?

-Nos gusta desaforadamente la acumulación. Eso resulta muy típico en los chicos, que dicen: Esto es para mí, mío, que nadie lo toque. O de las historietas y cuentos donde aparecen personajes rodeados de bolsas llenas de monedas de oro. Cuando sucede entre adultos, sin embargo, vemos cómo una sola persona puede determinar el destino de muchísimos seres humanos y eso me parece mal. Creo que una sociedad madura debiera tener más espacios de intercambio, de diálogo y no ser presa del poder que se deriva de la acumulación desmedida.

-¿En el discurso político también existe algo infantil? Pienso en Argentina potencia, Somos derechos y humanos, Felices Pascuas, El salariazo.

-Sí… Estas frases nos permitieron seguir creyendo en la varita mágica, pensar que las soluciones llegarían solas. Pasamos tanto tiempo con regímenes paternalistas que la gente no se dio cuenta de que era tratada como chicos. Porque esto viene de lejos. Yo me fui del país en 1953, después de la muerte de Evita, cuando todo se puso muy pesado. Me habían echado de la escuela donde daba clases por no usar el luto obligatorio, como si se pudiera obligar a sentir dolor. Y ahora, aunque me parece un poco vulgar tirarse contra el Presidente, es necesario decir que apeló a todo discurso de ensoñación infantil que tuvo a mano.

-¿En qué piensa?

-Antes de ser electo fue a la Patagonia y dijo que íbamos a recuperar las Malvinas aunque debamos padecer el derramamiento de sangre. El típico discurso heroico de los cuentos para chicos. Ahora viaja a verse con la reina -que no me parece ni mal ni bien-, pero al menos ya es un discurso de la realidad, más adulto.


-¿Y el Frepaso?

-Es que sólo aparecen dos personas: Graciela y Chacho. No me alcanza para generalizar. No sé… les faltan propuestas concretas: me parece un poco infantil esa actitud permanente de tirarse contra el Gobierno. Pero más allá del Frepaso, hay algo que nos pasa como sociedad. En vez de hablar de problemas específicos y buscarles soluciones, pensamos en cómo lograr el gran destino faraónico del país.
De la misma manera que existe el infantilismo, ¿también hay discursos de viejos, de recetas vencidas, sin ilusión?

-A veces pienso que en este país no hay otra cosa que discursos de viejos nostálgicos, incluso en los jóvenes. Me llama la atención, por ejemplo, la energía que pone mucha gente en denostar la tecnología. ¿Para qué? Ya llegó, está aquí, usémosla en lo que nos conviene y listo, qué tanto perder el tiempo hablando de la vieja máquina de escribir.

¿Los discursos de viejo también aparecen en la política?

-Sí. Esa preocupación obsesiva por ocupar el cargo, la pelea por la cuota minúscula de poder. Deberían ser más creativos y darse cuenta de que la pelea es por solucionar los problemas. Si lo logran, van a encontrar un reconocimiento mucho más grande que un pequeño cargo. Y se los dice una veterana, que ha visto cosas.

¿Necesitamos políticos más creativos?

-Creo que les falta base cultural, haber leído libros, conocer sobre arte. Cosas que les permitan abrir la imaginación.

La entrada en la pubertad

En 1979, usted escribió en Clarín una nota que hizo época: Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes. Allí hablaba de la necesidad de acabar con la censura para que la gente pudiera crecer. Como sociedad democrática, ¿dónde nos situamos ahora? ¿En la escuela primaria, la secundaria, la universidad?

Apenas empezó la democracia, dije que habíamos pasado a primer grado. Y creo que era sólo primer grado porque había una idea ilusa de que la democracia por sí sola resolvía los problemas. Después de tanto autoritarismo, la gente no se daba cuenta de que democracia significaba compromiso, participación, trabajo. Me parece que ahora eso se empezó a ver y yo diría que nos estamos poniendo los pantalones largos, algo así como la entrada en la pubertad. De todas formas, en estos años han pasado cosas maravillosas y el hecho de que estemos aquí hablando libremente es un dato fundamental.

¿Cuáles son las deudas pendientes?

-Hay varias. Pero una me preocupa en particular: la denigración del otro, que se ve mucho en los chistes de moda en la televisión. Abundan las bromas soeces cuyo único mérito es tomarles el pelo a personas mayores o poco educadas. Y, básicamente, mostrando a la mujer como un objeto al peor estilo del viejo teatro de revistas. En la mayor parte de los programas de entretenimiento, la mujer es sólo un buen culo, mero espectáculo decorativo. Ahí hay un problema que debemos enfrentar. Por otra parte, me sigue preocupando la dosis de violencia de nuestra sociedad.

-¿A qué se refiere?

-Una ve los datos sobre gente que se muere por accidentes de tránsito previsibles o por el gatillo fácil y se da cuenta de que aquí pasa algo. Hay que actuar como adultos y tomar las riendas; no podemos esperar que venga una mano salvadora.

Vuelve a aparecer la poca valoración de la vida humana aunque con un significado distinto al del pasado: quince años atrás hubiéramos hablado de los desaparecidos.

-Sí, pero siempre se trata de la facilidad para matar, que ahora ha tomado una forma distinta. Tenemos una dosis de violencia muy tremenda. Creo que es algo propio del ser humano, pero la civilización consiste en establecer normas de convivencia que la reduzcan y castiguen a quien las viole. Como sociedad todavía nos falta dar fuerza a esas normas, lograr que chicos y grandes crean en ellas. Por eso digo que recién nos estamos poniendo los pantalones largos: ahora nos toca mostrar cómo los usamos.

Fuentes: Ullanovsky Sack, Daniel
“En la Argentina la gente adulta tiene conductas infantiles” – 1998, citada en
http://historiadevidamew.blogspot.com.ar/2012/08/entrevista-maria-elena-walsh_7.html
Diario Río Negro, 10 de Noviembre de 2011 :Murió María Elena Walsh, una "grande" para los más chicos http://www.rionegro.com.ar/diario/murio-maria-elena-walsh-una-grande-para-los-mas-chicos-537204-9521-nota.aspx




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