sábado, 15 de julio de 2017

HAY QUE AMNISTIAR A LAS MALAS PALABRAS E INTEGRARLAS AL LENGUAJE, SON IRREEMPLAZABLES POR SONORIDAD Y POR FUERZA ,NO HACERLO ES UN HIPOCRESÍA (ROBERTO " EL NEGRO" FONTANARROSA)

Lejos de ser un lingüista erudito y tampoco creerlo  Roberto Fontanarsa , de quien se cumplieron diez años de su partida, fue invitado a disertar en 2004 en el Congreso de la Lengua desarrollado en Rosario. Allí subrayó el peso de cada palabra y la importancia de no utilizar eufemismos con los cuales las palabras pierden valor.

Planteaba, el "Negro" que a través de sus cuentos expresó mucho de la cultura popular ( incluyendo obviamente al fútbol, indivisble en su ser, más aún cuando de Rosario Centarl se hablaba ."La pregunta es por qué son malas las malas palabras,¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a 
las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?.

Recalcaba la necesidad de su uso sin vueltas:" Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.


Sus ponencia continuaba exaltando el uso de las llamadas "malas palabras" . "A veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.

"Estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? , enfatizaba , defendiendo una vez más a las malas palabras y en especial a que los jóvenes sean "mal hablados".En realidad defendía la libre expresión y la frescura :" Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece".

¿Por qué utilizarlas y no dar vueltas de manera innecesaria , adornando algo que debe decirse de manera llana y directa :"Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física", contestaba.

Fontanarrosa para cumplir con su objetivo, pasaba a la acción  y decía :"No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”. Analicémoslo. 

Dirigiéndose a ciertos docentes que se pretenden pacatos , les explicaba :" Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”.Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía…

A  los medios de comunicación también les explicaba la necesidad citar textualmente las declaraciones de tal o cual persona :"Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.

Seguía ejemplificando en el Congreso de la Lengua de 2004 delante de académicos y estudiosos:" Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra ´mierda´ que también es irreemplazable, cuyo secreto está en la ´r´ que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva.

No era una cuestión de mala educación ni menos de grosería la postura de Fontanarrosa, el pragmatismo académico , lo traducía al lenguaje cotidiano :" Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.

Fuente :Fragmentos de la ponencia del escritor, dibujante y humorista rosarino en el III Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en noviembre de 2004 en Rosario, provincia de Santa Fe.


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