domingo, 27 de mayo de 2018

EL MUNDIAL 78 FUE UN ESLABÓN ADICIONAL DEL PLAN SISTEMÁTICO DE LA DICTADURA, SE MAQUILLÓ AL PAÍS EN LA SUPERFICIE, MIENTRAS EL DISPOSITIVO DEL TERROR SEGUÍA INTACTO EN LOS CENTROS CLANDESTINOS

El Mundial 78 tuvo dos caras interrelacionadas, por un lado, el triunfo y el festejo por la obtención de la Copa del Mundo por primera vez para nuestro país y por el otro, la utilización por parte de la dictadura para legitimarse, esconder las aberrantes violaciones a los derechos humanos y querer mostrar que las denuncias desde el extranjero eran simplemente habladurías mal intencionadas, inventos de “resentidos” que orquestaban una “campaña anti argentina”.

El triunfo deportivo fue la excusa perfecta para que los militares, exalten que se erigía al sur del mundo una nueva nación, en la que sin exclusiones los 25 millones de argentinos habían jugado y ganado, habían apostado por “EL país” y acertado. Como lo expresaran en la Fiesta de Todos, la película propagandística estrenada en Mayo de 1979, para que nadie olvide la “gesta” argentina que había refundado el país como parte de la reorganización, objetivo que habían trazado los militares al asaltar el poder el 24 de Marzo de 1976, como ejemplo el filme en su primera imagen muestra el genocida Jorge Rafael Videla. Fue nuestra mejor fiesta, la fiesta de Todos, quien no sintió que esta alegría Ganas de ser, hacer y demostrar que podemos”. Trabajaron para la organización tanto los hombres que lo pensaron ( unia al EAM 78 y a la FIFA) junto a miles de argentinos anónimos, es decir “la fiesta había sido de Todos”, porque se incluyó a todos los argentinos que pusieron su granito, “todos” se enfrentaron a la “malevolencia y al escepticismo, nosotros le respondimos con la actitud generosa y de pantalones largos”, tal como subraya el periodista Roberto Maidana

En respuesta a quienes, según sostenían los militares, eran enemigos de la nación , de la que los medios de comunicación habían contribuido “ “Para los de afuera, para todo ese periodismo insidioso y malintencionado que durante meses montó una campaña de mentiras acerca de la Argentina, este certamen le está revelando al mundo la realidad de nuestro país y su capacidad de hacer, con responsabilidad y bien, cosas importantes, es la mejor oportunidad que ha tenido el país para mostrar su verdadera imagen a todo el mundo, a través de los periodistas extranjeros que han venido a presenciarlo y de alguna manera a juzgarnos, aun los que no puedan superar los prejuicios que traían, nos documentarán como pueblo”, insistia Maidana,


Abel Gilbert, co autor del “Terror y la Gloria”, resume qué ocurría mientras se jugaba el Mundial: se desarrolló en medio de la omisión, el entusiasmo militante y el alborozo por las victorias deportivas. Hizo que bajara la productividad laboral y se recuperaran en calidad de préstamo, espacios públicos cercenados. El Mundial se introdujo en las cárceles y los hospicios, en las fronteras y las escuelas, en las mismas escuelas donde se difundía una circular ministerial según aducían los militares, la subversión se agazapaba en los mismos jardines de infantes. Además como hecho excepcional, recuerda Gilbert que en 1978, la represión estatal había mermado en comparación a los números registrados en los años precedentes.

Claramente el Mundial no era irrelevante, era un eslabón adicional del plan sistemático: abarcaba las áreas sociales, económicas, educacionales, comunicación y turismo. Se remodelaron estadios y se construyeron nuevos, con gastos millonarios en dólares cuyo balance jamás se conoció para acondicionar a la Argentina (para maquillarla en la superficie, mientras los torturadores seguían picaneando en los centros clandestinos, y mientras dispositivo del terror seguía intacto). En ese sentido Gilbert marca la existencia de una involuntaria ( ndr¿ realmente involuntaria? y atroz asociación topográfica, a cada estadio le correspondía en sus inmediaciones un campo de concentración: River Plate-ESMA, Chateau Carreras-La Perla, Vélez Sarsfield-Olimpo, Mar del Plata-Unidad Regional, Mendoza-Liceo Militar, Rosario Central-II Cuerpo.

En la apertura del campeonato, el entonces presidente Jorge Videla, vestido de civil, quizá simbolizando que el torneo lo involucraba mucho más allá de su rol de militar y presidente de facto, dejaba los honores solamente para el palco y el ámbito castrense, pero el fútbol debería ser unificatorio y él como cabeza de los “25 millones de argentinos” lo demostraba con su ropa (en realidad su ropaje, dado que era apenas un disfraz, tanto su vestimenta como el mundial 78, la primera buscaba mostrar a un ser humano afable cuya vestimenta no era diferente a la del común de la población, aunque, en realidad mantenía su rol como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y miembro de la Junta militar, por lo tanto el uniforme era su ropa. En tanto, el Mundial 78 fue una máscara para aparentar un país sin tensiones, unificado bajo la camiseta de la selección, cuando la realidad era que las tensiones estaban al orden del día, los campos de concentración en todo el país, adonde de forma ilegal eran llevados los opositores al régimen “tildados de subversivos, todo ciudadano era sospechoso y no estaba exento de ser “chupado”, aún aquel cuyo único “pecado” eran figurar en la agenda de los contrarios a las ideas de los genocidas.

En su discurso inaugural, Videla, parafraseando a la Constitución Nacional (cuya validez estaba anulada ya que en sui lugar regía el estatuto del Proceso), daba la bienvenida a los hombres y mujeres de todo el mundo, que, amistosamente solamente con la condición de buena voluntad habían arribado al Mundial en un marco de afecto y respeto reciproco.

El entonces presidente de facto, reemplazaba la “guerra sucia”, con la que legitimaron las treinta mil desapariciones para usar una palabra más suave “confrontación”, aclarando que era en “ el campo deportivo”, allí seria apenas un choque circunstancial , solamente un encuentro deportivo, donde , tal como ocurría con los Juegos Olímpicos, la máxima expresión deportiva donde la guerra quedaba suspendida, por lo tanto, mientras durara el Mundial, según Videla, el deporte estaría por encima de todo y unificaría a los hombres y mujeres de buena voluntad en torno a un valor “la amistad en las relaciones humanas”, que, puede, aseguraba Videla:” conseguir la unidad en la diversidad”.

Videla en su alocución enfatizó sobre las relaciones humanas, entendidas como respeto y la unidad en la diversidad. Como paradoja, el respeto por las relaciones humanas y la diversidad, fueron dos de los valores que Videla y el Proceso genocida se encargaron de quebrar: los lazos laborales , con la represión económica delegada en un socio civil como José Martinez de Hoz, avaló la supresión del derecho a huelga, persecución a obreros y el secuestro en las fábricas, sin olvidar la colaboración prestada por las grandes empresas, también socias en la represión económica así como en la delatación para su posterior secuestro de trabajadores , además el plan sistemático de exterminio negó cualquier opinión contraria, ejerciendo la censura, prohibiendo criticas ( en el caso del futbol, a los medios , de modo explícito se les prohibió criticar el equipo de Menotti). Por lo tanto, el “disenso y el respeto a la vida”, eran una ficción. Al desaparecido se le quitaba toda identidad, no solamente se desconocía su paradero o su lugar de muerte, sino que el hecho se agravaba al arrojar sus cuerpos al rio de la Plata, negándole una sepultura.

Desde el palco oficial , Videla proclamaba “Esta es la única forma para construir la paz, y por eso pido a Dios, nuestro Señor, que este evento sea para afirmar la paz que deseamos en todo el mundo, una paz en cuyo marco pueda realizarse el hombre con dignidad y libertad”, aquí , como representante de la Junta de gobierno, reafirmaba los “valores occidentales y cristianos”, proclamados desde los comunicados emitidos apenas depuesta Isabelita y asociando el Mundial a otra de las patas del autodenominado Proceso, la Iglesia católica, cómplice de la dictadura un nuevo ejemplo de proclamaba Videla desde el palco oficial En este marco declaró inaugurado oficialmente el Campeonato del Mundo.

Consumado el triunfo y en medio de los festejos, en la Fiesta de Todos, Menotti, asegura el slogan de la nueva argentina potencia:” Argentina ahora está entre los mejores del mundo”, no era solamente la selección, el Mundial 78 era un símbolo de una Argentina que ya había “renacido”, según el discurso oficialista dictatorial. Palabras similares utiliza, el historiador Felix Luna retoma la idea propuesta por la dictadura para limpiar su imagen: “Una multitud delirante, pero limpia, es lo más parecido que vi a un pueblo maduro, con un sentimiento común, sin que nadie se sienta marginado, excluido y por primera vez en nuestro país la alegría de unos no significó la tristeza de otros”, en otros términos los “25 millones de argentinos que habían jugado el mundial”, como indicaba la canción oficial, ahora eran parte de Argentina campeón mundial, es decir, todos bajo una misma camiseta, una “Fiesta de Todos”.

Los jugadores, fueron entrevistados cientos de veces, negando siempre que supieran que durante el Mundial que desaparecía gente y que eran torturados en cárceles subterráneas, Osvaldo Ardiles, el jugador argentino con mayor formación educativa de los campeones mundiales de 1978, aseguró que nada sabía de las atrocidades que cometían los militares, aunque esbozó una autocrítica para el documental: Mundial 78, la historia paralela,”, realizado para conmemorar los 25 años del Mundial 78 :” fuimos utilizados como propaganda por parte de los militares”, aunque rescató que para una gran cantidad el triunfo fue una catarsis:” también servimos como bálsamo para mucha gente oprimida que pudo volver a salir a la calle envuelta en una bandera argentina”. Por su parte, quien fuera su compañero en la selección y con posterioridad en el Tottenham de Inglaterra , Ricardo Julio Villa, reiteró que estuvo ciego ante las torturas y desapariciones que el mundial 78 intentó soterrar : “Asumo mi responsabilidad individual, era un boludo que no veía nada más allá de la pelota. En la concentración teníamos que dejar el auto a cien metros y después nos encontrábamos con dos controles del Ejército que nos palpaban y revisaban los bolsos. A la noche, veíamos a los centinelas y escuchábamos tiros. Nos usaron para tapar las desapariciones de personas que pensaban distinto. Me siento engañado...

Una definición que precisa la visión de los años de plomo, la brindó el fotógrafo Ricardo Alfieri, en 1992, escribía en El Gráfico: " Los periodistas extranjeros tenían más conocimientos que los locales sobre la represión. La alegría de la gente fue fabricada por la publicidad oficial".

Como culminación, vale reflexionar, por un lado, qué es lo que nos ocurre con el fútbol, por qué la pasión que llevamos en el ADN, nos hace cegarnos y logramos ser engañados, como sucedió en el Mundial 78, donde, como lo definió Pablo Llonto:” Fuimos parte de un país entre ciegos y enloquecidos, que creyó que la patria era la pelota, y la pelota, la patria” .

Finalmente, poniendo el acento en el Mundial 78, no fue solamente la gesta deportiva sin igual, escindido de las atrocidades y deshumanización llevada a cabo por los militares , uno y otro se corresponden, retomando la idea de Gilbert, fue un eslabón adicional del plan sistemático dictatorial , abarcabó diferentes áreas ,se maquilló al país en la superficie, mientras los torturadores seguían picaneando en los centros clandestinos, y mientras dispositivo del terror seguía intacto

Jurado, J, C. "El Mundial de la barbarie",Marca ( España), 2010
El deporte en los tiempos del horror, Clarín, 24 de Marzo de 2003
Ferrero, L. y Sazbon, D Argentina: la nación en juego, 2010
Gilbert, A. El Mundial de los veinticinco millones”, la Nación, 31 de Mayo de 1998

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